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La alimentación en los más pequeños, ¿cómo cuidarla?


Es fundamental entender que, cuidar los hábitos y los alimentos que ingerimos en las edades más tempranas, es una inversión para desarrollar una salud fuerte en nuestra etapa adulta.

Una buena alimentación es necesaria para conservar la salud de forma óptima. Eso lo sabemos todos. Pero en demasiadas ocasiones vemos la alimentación como la forma de corregir ciertos problemas cuando empiezan a dar señales, y esto es un error. 

Debemos ver la alimentación como una inversión a largo plazo, y no como una solución cuando ya han aparecido algunos problemas como el sobrepeso, el colesterol alto, las malas digestiones, etc. 

Con esta perspectiva, debemos entender que la nutrición de los más pequeños es crucial para que crezcan sanos y se conviertan en adultos sanos. Esa idea de “como mi hijo está sano y es joven se puede permitir lo que quiera”, no es recomendable. Desde que venimos al mundo los nutrientes que ingerimos serán la materia prima que nos permitirá crecer y desarrollarnos con plena salud. 

En los conceptos básicos, la nutrición de los más pequeños no difiere en exceso de la de los adultos:

    1 - Es importante comer alimentos con alto valor nutricional, llevar una dieta variada, rica en vegetales y pobre en grasas saturadas, azúcar y sal. Siempre adaptada a la etapa del niño: Lactancia exclusiva hasta los 4-6 meses, alimentación complementaria a la lactancia, introducción de alimentos en base al desarrollo intestinal e inmunológico, cuidar la higiene dental post ingesta a partir de los 2 años de edad y ajustar los requerimientos en función del desarrollo del niño hasta la pubertad.

    2 - También es importante llevar una rutina que se ajuste al estilo de vida: primando que puedan comer en familia, sentados, tranquilos y sin sobre estímulos externos como pantallas de televisor o móviles.

    3 - Para mantener un crecimiento acorde a la edad de desarrollo es necesario balancear las calorías. No se trata de ir con la calculadora a la mesa, con respetar las señales de hambre y saciedad es suficiente. Aunque para que estas señales sean eficaces se precisa de cumplir con las recomendaciones 1 y 2.

    4 - Pelear en torno a la comida, al igual que premiar con cierto tipo de productos no es una buena idea. La comida no debe ser moneda de cambio, dándole un valor a cierto tipo de alimentos a cambio de otros. Por ejemplo: “si te comes las acelgas, luego te dejo comer chocolate” da por sentado que las acelgas son una especie de tortura y el chocolate es poco más que una medalla. Esto les otorga un valor emocional a los alimentos que puede traernos problemas de más mayores. Integrar al niño en las tareas en torno a la mesa es una buena forma de implicarlos para que ellos mismos perciban el momento de la comida como algo agradable (ir a la compra, poner la mesa, participar en la cocina…).

    5 - Puede ser interesante que, desde bien pequeños, a través de métodos como el baby led weaning, se familiaricen con texturas, sabores, colores y olores. El método baby led weaning se trata de dar al bebé desde que comienza la alimentación complementaria la oportunidad de experimentar con la comida, dejándose llevar por el instinto de probar todo con las manos y la boca. Está demostrado que este método reduce “los ascos” cuando son algo más mayores. Y siempre manejando alimentos saludables, blandos, que puedan comer y de un tamaño que reduzca el riesgo de atragantamiento. También hay que respetar el desarrollo neurológico y digestivo del bebé (no comenzar antes de los 6 meses) y mantener la lactancia a demanda, ya que este tipo de alimentación no tiene como objetivo que sea su principal fuente de ingesta, sino como método de exploración, confianza y desarrollo.

    6 - Por último, aunque existen guías alimentarias, a partir de los 6-7 años aproximadamente, cuando el niño tiene pleno control sobre la masticación, la dieta debe ser igual a la de un adulto. Sana, equilibrada, variada, acorde al ejercicio que realizan y rica en vitaminas y micronutrientes esenciales. 


Etiquetas #salud #consejos #niños