Cuando estamos ante una situación que nos parece cómica, nuestro cerebro envía una serie de impulsos que hacen que en sólo un segundo empecemos a reír. Libera endorfinas, que son los neurotransmisores relacionados con el placer, y dopamina, la conocida como “hormona de la felicidad”.
Las endorfinas trabajan de varias maneras. Por un lado, se encargan de neutralizar el cortisol, que es el responsable del estrés. Eso hace que bajen nuestros niveles de ansiedad, mejore nuestro estado de ánimo y se desencadena una sensación de positividad. Por otro lado, las endorfinas tienen efecto analgésico, contribuyen a frenar el dolor y, por tanto, nos ayudan a sentirnos bien.
Ni que decir tiene que además de ayudarnos a sentirnos bien emocionalmente, la risa tiene su repercusión positiva desde el punto de vista social. Reírnos con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo… nos ayuda a fortificar vínculos y mejora nuestras relaciones. La risa es un gesto común a todas las culturas y nos sirve de interconexión.
La risa también tiene importantes beneficios físicos para nuestro organismo. Al reírnos:
La risoterapia es una técnica que consiste en crear diferentes situaciones en las que se utiliza la risa para liberar tensiones físicas y emocionales, aprovechando así su beneficio terapéutico. Está dentro de algunos hospitales y muchas empresas organizan sesiones para sus empleados y directivos buscando liberar tensiones, mejorar su salud y su estado de ánimo para aumentar su productividad.
No todo es positivo en torno a la risa. También puede estar ligada a la enfermedad y puede ser un síntoma de que algo no va bien. Hay risa nerviosa, provocada por el estrés y la tensión. . También existe el síndrome de la risa patológica, aquella que aparece sin motivo, sin un estímulo específico, es desproporcionada y fuera de control. Puede ser un síntoma de enfermedades como el síndrome de Angelman, demencia, ELA, esquizofrenia...
¿Sabías que hay una ciencia que se encarga de estudiar la risa y sus beneficios? Se llama gelotología (del griego gelos, risa). Su creador es un psiquiatra estadounidense, William F. Fry, quien en los años 60 del siglo XX empezó a estudiar los efectos que la risa tiene en el cuerpo desde un punto de vista psicológico y fisiológico.
