SIBO son las siglas en ingles de Sobrecrecimiento Bacteriano
en el Intestino Delgado. Gran parte de la microbiota del tracto digestivo, hasta
el 90%, se encuentra en el colon o
intestino grueso. Cuando los microorganismos que habitan en el intestino
delgado crecen en demasía provocan síntomas molestos y pueden llegar a generar
problemas de salud más graves.
No sólo las bacterias pueden estar sobrecrecidas. También
puede existir un exceso de parásitos o de hongos. Los parásitos suelen producir
un exceso de gas metano -en este caso lo llamamos IMO-, y una infección por
hongos en el intestino se denomina SIFO.
Cuando no nos hemos realizado un test diagnostico específico y no hemos podido identificar exactamente el tipo de sobrecrecimiento que sufrimos, acabamos por llamar a todo SIBO.
Los principales síntomas son iguales tanto si sufrimos SIBO, IMO o SIFO:
Estas son sólo las molestias perceptibles y no son exclusivas de esta enfermedad. Por tanto, no debemos nunca autodiagnosticarnos.
Además, si estos síntomas no se tratan, a largo plazo podemos sufrir:
Quien sufre SIBO sabe lo dolorosa e incómoda que es esta patología. Pero es importante entender los posibles problemas subyacentes que deberíamos descartar. Es decir, las posibles causas:
Cualquier patología que desencadene de forma directa (hipotiroidismo, por ejemplo) o indirecta (algunos fármacos) en estreñimiento severo.
Esto quiere decir que, además de diagnosticar y trata el SIBO, las personas que sufren deben sospechar. descartar y solucionar las anomalías previas.
La recomendación más extendida es mantener una dieta baja en carbohidratos altamente fermentables. Algo que también se conoce como dieta baja en FODMAPs.
Este tipo de dieta reduce los síntomas, pero no es un tratamiento para SIBO, que debe solucionarse con antibióticos (farmacológicos o herbales) procinéticos (plantas como el cardo mariano, la manzanilla o la raíz de jengibre actúan mejorando la motilidad de todo el tubo digestivo) y, finalmente, con probióticos específicos para reducir la inflamación de las mucosas.
Lo ideal es acudir a un dietista-nutricionista que pueda asesorarte y acompañarte en el proceso de curación, que suele ser largo.